Hubo un tiempo en mi vida que despertaba muy temprano el domingo por la
mañana para ver programas noticiosos llenos de reportajes tan
interesantes, de pronto un día esos programas se convirtieron en meros
repetidores de historias tontas sobre los personajes de series que se
vendían en ese canal, la noticia principal era lo que había pasado en la
novela. Sorprendida dejé de ver la tele nacional y pasé al cable como
medio de salvación para buscar programas interesantes llenos de
entretenimiento; pero pronto también la necesidad de destruir nuestras
mentes llegó con los cientos de comerciales que iban buscando
convertirme en un producto del consumismo, como muchos de mis amigos que
se llenaron de tarjetas y deudas. Nos despedimos del cable y presté más
atención en lo que la red me podría brindar y de pronto descubrí que
seres maravillosos estaban siendo poseídos por unos pokemonses que
habían llegado a la capital y de lo único que se hablaba era de ello,
pues entonces anoté mis ideas y luego me metí en una carpa y contraté
netflix. Ahora me encuentro en mi refugio esperando que la idiotez no
tome mi cerebro y lo convierta en chicle.
Cualquier invasor va a estar feliz de atacarnos, somos presa fácil y los más jóvenes, las primeras víctimas.
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