Este fue el resultado. Un encuentro poético genial donde descubrimos que Bécquer anda agitándose en nuestras venas y nos hacemos los locos.
Un cadáver gratamente exquisito
Miro por la ventana, río loca
Loca convencida de que la poesía viaja
Viaja para salir de la rutina, así es
Es una palabra difícil y fácil de encajar
Encajar las ausencias en sueños
Sueño yo cosas tan tristes que quisiera despertar
Despertar entre suspiros y no en respiros
Tus respiros se acabaron, se fueron de mil formas
Formas humanas que aparecían tras la ventana
En la ventana saltaban las hojas
Hojas que aparecen en mi mente para no despertar
Despertar a la luz de tu mirada
Mirada, esa que hizo temblar mis labios
Labios que dibujan sonrisas
Sonrisas que adornan las caras que veo al pasar
El pasar del tiempo es como una nube al viento
Viento en el pelo que me sacude
Sacude mi vida, mis recuerdos al pasar
Pasar sin mirar, pasar sin pensar
Pensar que mañana podríamos llegar al final.
Final de la pasada experiencia
Experiencia tan cercana y dolorosa
Y dolorosa la ruta de quien porta armadura.
Te invito a continuar con el poema. Todos podemos hacer cadáveres exquisitos.
¡Qué la poesía siga viva!
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