Esta semana he reflexionado sobre el placer profundo que produce la lectura, pero no sólo la que te propone un texto sino la que te brinda la vida.
Hace
unos meses atrás conversaba con un reconocido escritor peruano sobre la labor
que tenemos los docentes de extrapolar el termino leer. Es decir, no sólo debemos referirnos a los
textos cuando de leer se habla, sino también podemos leer la vida, los hechos,
las pinturas, el cine, las expresiones.
Es
aquí donde descubro que soy una lectora total: yo cuento cuentos y vivo creando
mundos fantásticos cuando leo una historia, luego leo los rostros de mis
escuchas y el cuento cobra vida, crece; esa lectura cambia dependiendo del
lugar, el tiempo y de quién lo escucha. Estas anécdotas las relacioné con
las diferentes concepciones que algunos tienen al leer el Quijote. Mis estudiantes de
aquel entonces, sin ir muy lejos, sólo mostraban rostros de fastidio al empezar
a hablar de él. Se me ocurrió cambiar la estrategia de acercamiento con
estos muchachos, hice una canción y relacioné mi adolescencia solitaria con la soledad de
Alonso Quijano. La disposición para revisar el libro de Cervantes cambió y se
identificaron con algunos pasajes que yo no recordaba e hicimos conversatorios
interesantes sobre el Quijote, puedo decir que nuestras percepciones se
complementaron cuando le dimos vida al cuento.
Luego
Jorge Volpi en su libro Leer la mente, me brinda las frases
puntuales y necesarias para entender lo que leo sobre la situación de mi país: “todos
podemos ser otros mientras leemos y vivimos”. Somos seres de ficción, nos
involucramos con el corazón efervescente en las actividades que requieran
nuestra fuerza y lo hacemos desde el inicio de la humanidad, estoy totalmente
de acuerdo.
La
primera vez que leí un libro completo lloré tanto, primero porque me lo regaló
mi hermana que era una villana conmigo. Me sentí amada con el regalo, luego
seguí llorando, porque el personaje principal del libro sufría tanto como yo,
en ese momento me convertí en su defensora. A los 15 años leí mi primer libro
completo gracias a mi hermana, antes de esa edad solía leer por obligación,
para pasar el curso de literatura, no había encontrado nada que llamara mi
atención hasta que llegó aquel regalo.
Desde
ese entonces soy pura ficción, lucho contra la dura realidad cuando es muy dura
y también utilizo la realidad para convertirla en una buena historia de ficción
cuando comparto un cuento o el amor por un libro con otros.
Desde los dieciséis soy una lectora apasionada y voraz, consumo muchos cuentos (como parte de mi trabajo) y mucha teoría literaria para comprender más mi labor. También leo la vida y el paisaje que me acompaña. Me considero una animadora a la lectura, porque trabajo en medio de niños y jóvenes que detestan leer, vuelvo a ser niña cuando comparto una historia con aquellos que no sabían que nuestro país nació siendo oral y que somos ricos en esa tradición.
La lectura es vida para mí desde todas las vertientes y aristas que me lo permiten.
Y LUEGO DE ESTA REFLEXIÓN,
UNA LECTURA PROPONGO YO
TÓMATE UN TIEMPO EN ESTA VIDA
DISFRUTA EL CUENTO, PONLE EMOCIÓN.
Lectura recomendada para esta semana:
Mi planta de naranja Lima de José Mauro de Vascolcelos
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