Tiempo de Cuentos septiembre 01, 2021


Desde que éramos unas niñas se nos ha hablado sobre el pudor, sobre cómo cuidar nuestro cuerpo, sobre cómo debemos comportarnos socialmente para que los hombres nos respeten, sobre cómo ocultarlo si no es agradable a los ojos ajenos y, por consiguiente, despreciarlo por no ser aceptado.

Nunca nos hablaron de cómo podemos amarlo, cuidarlo con afecto, de mirarlo firme y sin tabú, de sentirlo nuestro, cómo podríamos amar algo que parecía ajeno, intocable para nosotras mismas, inmostrable para el mundo a menos que no tengas la figura permitida por los cánones de moda.

Aprendí con el tiempo que el respeto que buscamos parte de la aceptación de quiénes somos y de cómo somos, aprendí a amar mi cuerpo con todo lo que ello implica: aceptarlo y apreciarlo con todo mi ser. Ahora lo conozco, lo recorro, lo cuido, lo protejo y sobre todo, lo amo tal y como es.
No siempre sonrío, pero cuando lo hago, lo hago con toda el alma y mi cuerpo lo sabe.