Tiempo de Cuentos marzo 08, 2023

"Crónica de una extracción vesicular anunciada"



Hace un par de semanas y luego de un sinnúmero de sinsabores nacionales, decidí salir de casa, enfrentar la indiferencia limeña para conversar con una gran amiga que no veía hacía mucho, hablamos de todo, rápidamente nos pusimos al día y hasta nos visitó la nostalgia. Juntas fuimos al encuentro de un par de amigos más para entrarle de lleno al chisme. En el nuevo espacio nos esperaba un sabroso pollo a la brasa con todas sus cremas, no lo rechacé, imposible hacerlo, en mi mente aparecía la frase calcinante que repiten sendos comerciales "qué rico se come en el Perú"😋. Qué delicia la comilona, que sabrosa la compañía. Infaltable se presentó la chelita helada, una no es ninguna dijo alguien y acepté la segunda. Malditos placeres mundanos, malditos, "nada es gratis" gritaba mi interior.

Una ligera incomodidad me empezaba a sacudir la vida, nada es claro, nada en mi país lo es. La impotencia que provoca la realidad y las ideas sueltas me tenían inflamada, agotada, acelerada. Ni una chela más entra, mejor me voy a casa dije, mejor. Adiós a todos, nos vemos pronto, el chisme esperará, porque mi estómago no puedo más😓.


Ya en casa comenzó el vía Crucis, el calvario, el tormento, dolores intensos me hicieron maldecir lo que pocas horas antes era motivo de algarabía. Lo hice todo para sentirme mejor, agüita de manzanilla, anís y muña, pastillas para el dolor, Reiki, piedras, oración, forcejeo de vómito y diferentes posiciones, pero nada lograba detener lo que escondía mi ser. El agotamiento me tomaba del cuello, luchaba como desquiciada conmigo misma, qué me sucedía, no había respuestas, locamente pensé que yo sola, esto, lo podía detener. Qué ilusa.


Dos días después y con el dolor como estandarte me encontraba en un pasillo de hospital esperando esa respuesta que no había podido darme, experimenté muchas sensaciones, la soledad, el miedo a la muerte, la ansiedad, la vulnerabilidad, la impaciencia, el ruido interior, el dolor en su más alto nivel. Testigos me acompañaban, una silla de ruedas, mi sangre en tubos, mil pruebas, enfermeras (a las que hay que llamar licenciadas), heridos de diferente índole, mi familia sosteniendo mi mano. ¿Qué era aquello que me había convertido en un guiñapo?


Más tarde la noticia: "lo que está mal en ti es la vesícula, te la vamos a quitar". ¿Quéeeeeee? ¿Qué órgano era ese al que nunca si quiera le había prestado atención? ¿El apéndice no era el más feroz? ¿Cuál es su función? ¿Qué va a pasar conmigo ahora? ¿Volveré a ser la misma? Yo que pensé pasar invicta por esta vida. 
😨

Muchas preguntas, poca conciencia. Veo de todo mientras espero, veo la tristeza, la desesperanza, la indolencia, la ignorancia, la desesperación, el falso dolor, la vejez, la impaciencia. Qué frustración, me quejaba antes sobre el abandono de los pobladores de las regiones del sur y en mi ciudad la historia no es muy distinta, las voces son calladas junto a los dolores.



Ha llegado el momento, después de dos días sin alimento empieza el ciclo de la intravenosa, como por un tubo, me acostumbro al dolor, duermo como puedo, tengo abrigo y otros no. Lima vuelve a llorar y esta vez es por mí, lo sé, también llora por el dedo roto, el apéndice, la quemadura, el encefalograma, la cirugía cardiovascular, llora por la extracción de mi vesícula, lo sé😭😭😭.

Muchas historias aparecen en los pasillos de este emblemático hospital mientras espero camilla, las horas pasar y con el canto del gallo mi cuerpo reposa de forma horizontal. Alegría y dolor a la espera de la dichosa operación. "Cuenta hasta tres y respira profundo" tengo miedo, "No hay nada que temer, piensa en algo bonito y todo irá bien", ya no tengo miedo, veo al anestesiólogo y como en las pelis pienso que voy a ver a mis muertos, que tal vez dude en volver, purito cliché. 


Terminé de contar y desperté sin más como si no hubiese pasado nada, pero sí pasó, mi vesícula se fue, se marchó, pobre, nunca la atendí como debía, nunca la tomé en cuenta, sufro, el duelo me invade, todo acabó.

Llega entonces la recuperación que parecía ser la más sencilla, pero no fue así, el dolor en los mínimos esfuerzos te hacer consciente de lo que significa perder una parte de ti, ya nada volverá a ser lo mismo, aunque el mundo te diga que sí. 

La primera noche mi cuerpo gritaba una ausencia, no podía dormir, el corazón, el hígado, el páncreas, todos la buscaban, pero no volvería más, no había comodidad, los calmaba con mi voz interior, pero nadie escuchó. Ir al baño era tan complejo como volver a Ítaca. Cada paso, cada movimiento, cada suspiro sugería un duro esfuerzo, pero había que reaprender. Las horas interminables me enseñaron el valor de tener buena salud, qué rico se come en Perú, es cierto, pero con justa medida, el precio a pagar por el deleite durante tantos años ha sido muy alto.

No está bien perder una parte de ti, somos un todo y cada órgano cumple una función, estoy de duelo, este año he tenido varias pérdidas y ninguna ha sido sencilla de transitar.

💪Hoy me siento mejor, he vuelto a contar, pero no dejo de reflexionar mi proceso con aprendizajes que quiero compartir contigo. No basta con decir "es cierto, eso se debería hacer", hay que hacerlo, hay que hacer cambios si queremos que pase algo diferente en nuestras vidas. 


👉si has cultivado el amor en tu familia, verás sus frutos en los infortunios,
👉comer siempre ensaladas antes de un plato fuerte,
👉tomar desayuno siempre,
👉comer poco por las noches,
👉bajarle al consumo de lácteos,
👉las grasas se tienen que eliminar, bueno es imposible con tanto carrito sanguchero, club sándwich y más, pero tómate el tiempo para buscar las que menos daño hagan o genera distancias entre una comida grasosa y otra,
👉bajarle al alcohol,
👉hacer deporte o por lo menos sal a caminar luego de comer,
👉tomar dos litros de agua diarios sin dudar,
👉dormir tus ocho horas y en un espacio cómodo,
👉ir al baño sin aparatos tecnológicos, sé consciente del proceso de eliminación que propone tu cuerpo, escúchalo, es muy sabio,
👉tomarte el tiempo para ti.

Cuida tu cuerpo, cada parte de ti es importante, además, tu familia te quiere bien.